Poema sin título

Con manos
de café y poemas
y ojos rasgados
y revolución en el pelo
y anarquía en los labios
y los huesos
sólo haría falta que oscilaras
(cerca-lejos)
(lejos-cerca)
para que yo me llenase
los huesos de poemas
que el pelo negaría haber escrito
y me rasgase las manos y los labios
y me hiciese un café con tu anarquía.

Cigüeño Gris

Soledad (Nueva colaboración)

Soledad

Ha llegado corriendo ¿De qué huye esa triste figura? Avanza decidido a terminar otro día, no mira ni hacia atrás, ni hacia adelante. Sólo le interesa no ser molestado y lo consigue, consigue la soledad. En el lugar donde la guarda se encuentra un espejo al que mira desafiante y pregunta qué le hace siempre rehusar a la deseada caricia de un cuchillo por su cuello ¿Por qué necesita otro día para convencerse? No lo desea, pero no le desagrada. No quiere participar de otro día en este mundo surrealista y sin sentido. Golpea el espejo. Lo peor de ese engaño es saber que lo padeces. Todo es engaño en su vida y lo sabe, al igual que sabe que todos los que le rodean son engañados, pero no le importa. No le importa estar arrodillado, sólo quiere estar solo.

Se sienta y otra vez Ella. No debería haber visto sus ojos nunca, se ralentizó el tiempo hasta que la hizo sonreír, momento en que el tiempo se paralizó. Desde entonces esa sonrisa no se va. Maldito el día en que la hablase. Vuelve a mirarse en el espejo. Pobre desgraciado mira, pero no ve. Tan sólo ve esas pupilas que no lo abandonan en ningún momento y se maldice. Quiere acabar lo que se ruega constantemente. Quiere abandonar esa imagen incrustrada en su mente, pero no puede. Se considera un cobarde por no poder, pero no le importa, para él cobardía y sensatez son sinónimos.

Se apoya en el espejo. Quiere abandonar los saludos hipócritas, las risas falsas y lo que se considera educado. No quiere seguir dando los buenos días a quien lo odia, no sonriéndole a quien no le necesita. Sólo él se necesita. Sólo necesita la sonrisa de la muerte. No consigue seguir viviendo en donde es gobernado. Mira en el espejo y sigue sin verse, sólo ve impuestos robados y confianza inútil. Sólo ve valores vacíos y principios necesarios, pero inexistentes ¿Habrá rezado al Dios correcto? Él ya lo mató hace tiempo. Se odia por no terminar lo que ya ha empezado, se lleva matando demasiado tiempo. Rehúsa de conversar con el idiota. Considera idiota a todas aquellas personas que no son conscientes de lo necias que son y las odia. Lo rodean en su entorno y no lo soporta.

Grita. Grita con todas sus fuerzas, por todos aquellos que sufren y son ignorados, por los idiotas que creen que los ayudan, por todos los que engañan, por todos los que son engañados, por aquella sonrisa, por la soledad que llena su vacío, por su imagen en ese espejo que lo atormenta. Su mirada a cada segundo se vuelve más insoportable.Cada vez que piensa en esa Ella inaccesible, en esa Ella perfecta, en esa Ella que permanece clavada en su mente inmune al tiempo. La intentó sustituir por la soledad, pero es inútil. Vuelve a mirarse en el espejo, sólo la ve a Ella. Y lo rompe.

Estalla con fuerza y la estancia queda cubierta por decenas de destelleantes cristales. Coge uno y le pide, le ruega, le exige que termine con ese zumbido producido por aquellos que sólo buscan empapelar sus vidas de verde por imagen. Los odia. Se odia. Su imagen en el afilado trozo de espejo al fin es cubierta por un velo rojo. Esa caricia le agrada. La repite varias veces. Quiere dejar de sentir y lo consigue. Quiere dejar de oír y lo consigue. Quiere dejar de ver y lo consigue, salvo por la sonrisa de Ella que no le abandona y la maldice, la maldice mientras sucumbe a la oscuridad profunda.

Fd: Guacho

Frontera

Frontera


Érase
que se era
una frontera
-entiédase, política-
sin dios
sin juez
sin nombre
sólo frontera, frontera

Hecha de alambre
-como cualquier alambre-
y de adioses, árboles y abogados
sólo vigilia sin sueños
sólo pupilas, cadencia de fuego
sólo frontera, frontera
frontera sola
Pobre Frontera


Cigüeño Gris